En el marco del proyecto “Construcción de la NAMA en Ganadería Bovina de El Salvador” el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA) a través de sus agencias de extensión finalizó siete Escuelas de Campo (ECAS), en la que graduó a 150 ganaderos comprometidos en la implementación de medidas que conllevan en prácticas amigables con el medio ambiente. La temática fue enfocada a una ganadería resiliente y emisión de gases.
Karla Ayala, enlace del proyecto por parte del CENTA, indica que las Escuelas de Campo iniciaron en enero del año pasado y ha sido un trabajo coordinado con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y ejecutado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) con financiamiento de la Unión Europea, a través de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID) y el programa EUROCLIMA.
”En cada escuela participaron un total de 20 hombres y mujeres. Se formó 4 grupos en Chalatenango, 1 en San Vicente e igual número en Ahuachapán y San Miguel. Al finalizar el curso, se realizó una prueba general para comprobar el nivel de conocimientos adquiridos y darle el diploma de acreditación como agentes de cambio para una ganadería resiliente frente al cambio climático en El Salvador”, dijo Ayala.
Añadió que las horas clases fueron entre dos a tres horas durante nueve meses, en la que los técnicos del CENTA impartieron temáticas sobre rotación y uso racional de potreros, siembra de árboles de sombra, manejo de pastos mejorados, cercas vivas y forrajeras, uso de probióticos en alimentación bovina, tratamiento de estiércol bovino, establecimiento de bancos energéticos y proteicos.
En esta iniciativa apoyada por el CENTA, participaron extensionistas de las agencias de extensión de La Reina, Atiocoyo, Guacotecti, Chalatenango, Ahuachapán y San Miguel.
Clarivel Gutiérrez, ganadera de Chalatenango, expresó su agradecimiento por haberla tomado en cuenta en esta nueva experiencia, pues “me siento feliz de haberme graduado y de adquirir conocimientos en ganadería bovina. No sabía que, si uno únicamente alimenta a las vacas solo con concentrado, sus heces producen metano, de allí la importancia que sembremos pastos para alimentarlas y bajar la emisión de gases que dañan el medio ambiente”.
Otra opinión es la de Orlando Hernández Otero, ganadero de Chalatenango, quien dijo que es “la es primera vez que me capacitan intensivamente, y me ha gustado la temática que vi durante los meses que fue establecida la escuela de campo; además, tendré más cuidado para alimentar mejor a mis 16 vacas”.
Con la iniciativa del proyecto NAMA se espera reducir los gases de efecto invernadero al haber mayor digestibilidad de los pastos en el rumen de los bovinos. Es decir, que dichos pastos tienen que ser de buena calidad, que no posean mucha lignina (altamente fibrosos).
La NAMA es un instrumento para la mitigación de gases de efecto invernadero en los países en vías de desarrollo, a través de la cual se transfieren tecnologías, recursos financieros, y se desarrollan capacidades de las instituciones vinculadas a la ganadería.