“Nunca había esperado un proyecto como este” es una de la expresiones de Patrocinio Hernández, un productor del cantón Santa Marta, municipio de Chiltiupán, en el departamento de La Libertad, quien es atendido por el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA) a través de la agencia de extensión Puerto La Libertad.
Fue gracias a esa asistencia técnica que le brinda el extensionista José Álvaro Alas, en el cultivo de maíz, que permitió a Patrocinio, ser beneficiario del proyecto “Uso de estiércol de ganado bovino para mejorar la fertilidad de los suelos degradados en El Salvador, como una alternativa sostenible al desafío del cambio climático y seguridad alimentaria” (CENTA KoLFACI Abonos), que es liderado por la unidad de Recursos Naturales.
“Fue en el 2021 cuando iniciamos a ordenar y a volver productivas estas tierras (área de una manzana) porque aquí no había nada, solo sembraban maíz”, cuenta el extensionista. Aunado a ello la topografía del terreno es sumamente difícil, un reto más para aceptar o no los beneficios que le presentaba el proyecto a Patrocinio, pues cumplía con los requisitos de tener acceso a agua y ser terreno propio.
Debido a las características accidentadas del terreno, “iniciamos con el estudio biofísico para ver la cantidad de materia orgánica del suelo, también hicimos el análisis de suelo para ver la profundidad del suelo y ver qué cultivos se podían establecer”, agrega.
Los primeros cultivos frutales establecidos fueron de ciclo corto con el propósito que el productor obtuviera frutos a corto plazo. Fue así que, con el apoyo del proyecto, se sembró plátano Cuerno Enano, maracuyá, y guayaba Taiwanesa y Cristal; de los que ya obtuvieron sus primeras cosechas, que fueron comercializadas en la comunidad. Posteriormente sembraron aguacate Béneke y Ereguayquín, mango Panadés, limón pérsico.
Adicional a estos cultivos que iniciaron producción a partir de los 7 meses (maracuyá) y a los 9 meses (plátano), también están cultivando hortalizas como tomate, pepino, pipián, ayote, pepino y chile verde, productos que son demandados en la comunidad. Últimamente han sembrado yuca CENTA Quezaltepeque
Paralelamente, y en forma continua, se está restaurando el terreno con la siembra de canavalia, como abono verde (en pequeñas parcelas), pues uno de objetivos del proyecto es establecer fincas ordenadas y sostenibles que apliquen tecnologías agroecológicas, razón por la cual, también se les ha entregado insumos para la elaboración de fertilizante supermagro, hormonas de bambú, caldo ceniza, repelentes como el M5 para controlar las plagas, entre otros.
El buen manejo y el ordenamiento que está teniendo la finca es la fusión de varios actores, entre los que se cuenta el apoyo del proyecto, la asistencia del técnico extensionista, pero, sobre todo, la apuesta de la familia Hernández, liderada por Patrocinio, quien junto a sus cinco hijos (2 mujeres y 3 varones) por diversificar y ordenar la finca, y garantizar la seguridad alimentaria de la familia.
“Me siento contento, porque nunca había esperado un proyecto como este. Lo agarré algo tembloroso, porque no pensé darle cumplimiento como debía, pues uno de los requisitos era reponer el árbol que se me perdiera”, afirma Patrocinio.
Hoy, en el 2023 afirma que en “estos dos años ha habido como un 50% de avance, ya que hay unas 6 tareas cultivadas me faltarían dos (refiriéndose a la manzana del terreno). Ya hay producción de maracuyá, plátano y pronto habrá guayaba. Con la asistencia técnica, vamos teniendo la experiencia y desarrollando bien el proyecto. Nuestra visión es que sea una finca productiva, y ver cómo podemos llevar el producto cosechado al mercado”.
En cuanto a la distribución del trabajo en la finca, Jackeline Yamileth Hernández Juárez, una de las hijas de Patrocinio, expresa el involucramiento de ellos. Por ejemplo son los varones los que se encargan de podar, limpiar el terreno y trasladar la fruta hasta el hogar (en jabas plásticas, en la cabeza o espalda) y las mujeres contribuyen en el embolsado de la guayaba (para protegerla de los insectos), cortar la fruta y comercializarla.
Es así que la primera cosecha de maracuyá fue de unas 500 frutas que vendieron en la comunidad (10 por un dólar) y el plátano lo vendieron a 7 por un dólar. Destaca que las primeras maracuyás cosechadas prepararon “charamuscas” y que fueron vendidas rápidamente.
Al final de los seis años esta finca, única en la zona, tiene que estar establecida y en producción de mango, aguacate, limón y anona, apuesta por la que Patrocinio y sus hijos trabajan incansablemente, y que día a día lo demuestran, pues árbol frutal perdido, árbol que ha sido repuesto.
El proyecto
Son 22 fincas las contempladas en el proyecto, el cual cuenta con el acompañamiento de 11 agencias de extensión para su ejecución, ubicadas en la región oriental las agencias involucradas son: Nueva Esparta, La Unión; Nueva Guadalupe, San Miguel; Jiquilisco, Usulután; y San Francisco Gotera, en Morazán; en la paracentral: Guacotecti, Cabañas; San Pedro Nonualco, La Paz y Cojutepeque, Cuscatlán; mientras que de la región central participan San Martín, San Salvador y Puerto de La Libertad, La Libertad; y en la región occidental Sonsonate, Sonsonate y Cara Sucia, de Ahuachapán.
Chiltiupán, La Libertad, 3 abril de 2023
Comunicaciones CENTA
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