Un terreno protegido con la incorporación de rastrojos y con prácticas de conservación como terrazas individuales, curvas a nivel, zanjas de infiltración, siembra de barreras vivas en curvas a nivel con piña de cerco y zacate Vetiver, plantación de árboles frutales y de madrecacao, y un innovador sistema de riego, son algunas prácticas que Nelson Rosales realiza en su parcela demostrativa, ubicada en el cantón San Sebastián Arriba, en el municipio Santiago Nonualco, departamento de La Paz.
Y es precisamente en ese terreno donde el promotor comunitario compartía con su grupo de 37 productores dichas prácticas a través de la metodología de escuelas de campo, un espacio para la enseñanza-aprendizaje, en el caso específico: la conservación del suelo.
Nelson Rosales es beneficiario del proyecto «Aumento de las medidas de resiliencia climática en los agroecosistemas del corredor seco de El Salvador» (RECLIMA) que tiene como propósito mejorar la resiliencia de las familias productoras en situación de vulnerabilidad frente al cambio climático, y es una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) con el acompañamiento de la agencia de extensión del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA) en San Luis Talpa.
El coordinador de la agencia, Fernando Contreras, indicó que la gira se realizó con el objetivo que vean las diferentes prácticas que se han implementado en el terreno y la importancia de continuar protegiendo el suelo, por ello “les invito a seguir con las prácticas, sabemos que la seguridad alimentaria está en riesgo”.
Emmanuel Vásquez, especialista en agricultura resiliente de la FAO, también les motivó a seguir “cautivando a más productores para la multiplicación de dichos conocimientos”, así como continuar con el uso del bocashi y otras tecnologías agroecológicas que han elaborado con el proyecto tales como microorganismos líquidos y el supermagro.
«Reclima nos ha enseñado a cómo cuidar el suelo, el medio ambiente, las plantas, porque también hemos aprendido a elaborar abonos como bocashi, insecticidas foliares, y la asesoría de la agencia ha sido excelente, nos han ayudado muchísimo», afirmó Nelson Rosales.
Este promotor, que se dedica a la siembra de maíz y sorgo, está consciente de la doble función que tienen las barreras vivas tienen doble función, por ejemplo con “la piña de cerco sembrada siguiendo las curvas a nivel, sirve para retener el suelo, evitan la erosión y nos da comida (piñuela, hijos de piña)”, asegura.
Lo mismo sucede con las barreras del zacate Vetiver, con las cuales también retiene el suelo y sirve de abono, pues corta el zacate y lo incorpora en el suelo.
Afirma que lleva más de 15 años de estar haciendo ciertas prácticas como la no quema, y hoy ha fortalecido esas prácticas y han aprendido otras, porque con «Reclima nos han enseñado a cómo cuidar el suelo, el medio ambiente, las plantas; también hemos aprendido a elaborar abonos como bocashi, insecticidas foliares, y la asesoría de la agencia ha sido excelente, nos han ayudado muchísimo».
El recorrido por la parcela de Nelson Rosales se dio en el marco de la entrega de diplomas a 29 promotores comunitarios de los municipios San Pedro Masahuat (15) y de Santiago Nonualco (14) que concluyeron su formación con el proyecto y el acompañamiento del CENTA.
A dicha clausura fue invitada la alcaldesa de Santiago Nonualco, Damaris Leiva, quien motivó a los promotores a seguir poniendo en práctica todos los conocimientos adquiridos. Porque “son pequeñas semillitas que se irán regando al llevarlos a la práctica en sus comunidades y compartirlos con los demás. Asimismo, agradeció al CENTA y a la FAO por ser parte de la comunidad.
Cantón San Sebastián Arriba, Santiago Nonualco, 14 de marzo de 2023
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